miércoles, 30 de marzo de 2016

Viajar con un bebé. Pamplona

Siempre que pensamos en hacer una escapada o pasar el día fuera, busco información en internet que nos facilite un poco la labor y sobre todo que hable de la experiencia de otras mamás al viajar con sus pequeños. Sin embargo, rara vez se habla de viajar con bebés. La información suele referirse a viajar con niños más mayores, qué planes hacer y qué lugares visitar para que ellos también disfruten de la experiencia. Así que me parecía interesante escribir este tipo de entradas, que quizá puedan iluminar a alguna mami más.

Esta Semana Santa, y como la economía no está parar tirar cohetes ni mucho menos (os recuerdo que estoy de excedencia), surgió un plan estupendo de intercambio de casas con unos amigos que viven en Pamplona. Sé que hay webs especializadas en intercambios de casas, pero a Papá Oso le da un poco de "canguelo", así que siendo con amigos no hay miedo ninguno y es un plan muy "baratito". 

Gran parte de mi familia paterna vive en Pamplona y alrededores, así que era una buena oportunidad de presentar a Pajarín en sociedad. 

Salimos de viaje el jueves, por supuesto bastante más tarde de la hora prevista, y tuvimos una mañana muy animada. Pajarin se enfrentó cuerpo a cuerpo con el sueño, y tras parar tres veces en una hora, y llorar desesperado sin consuelo posible, el sueño ganó la batalla. Esto fue cuando llevábamos ya casi tres horas en el coche, cantando las mismas canciones en bucle, ofreciéndole un juguete tras otro, el chupete, mis manos, mi pelo... En fin, una fiesta de la que acabé con una resaca importante.

Pamplona está a unas cuatro horas de Madrid, que en nuestro caso se convirtieron en casi seis tanto a la ida como a la vuelta. Además recomiendan que los bebés menores de seis meses no permanezcan en la sillita del coche más de una hora y media, dos horas como mucho; así que lo mismo os toca despertarle después de que le haya costado la misma vida dormirse...

El peaje desde Madrid hasta Pamplona es de unos 12 €, pelín caro, aunque se conduce muy tranquilo (según me ha contado Papá Oso, que yo con entretener a Pajarín tenía bastante). 

La casa de nuestros amigos está en un barrio nuevo a las afueras de Pamplona, al ladito del campo y con muchas zonas verdes, además de varios supermercados donde hicimos acopio de provisiones para desayunos y cenas.

El concepto de "barrio a las afueras" en Madrid, significa por lo menos una hora de transporte público hasta el centro, sin embargo en Pamplona, en diez minutos de autobús habíamos llegado. Las distancias no lo son tanto en una ciudad pequeña.

Nosotros no nos llevamos el carro. En Madrid apenas lo usamos, y para ir de turismo nos parece un poco incordio, así que Pajarin fue tan agusto en su mochila; a veces mirando el paisaje y otras tantas echándose la siesta. Eso sí, protegido por el abrigo de porteo, que recomiendo incluir en el equipaje (o en su defecto un cobertor) o si llevas carro la burbuja, ya que es normal que llueva o sople el cierzo (viento del norte que te deja el cutis "fino fino").

Dedicamos un día a recorrer la ciudad: la Plaza Consistorial (dónde se encuentra la oficina de información y turismo), la Plaza del Castillo, el recorrido de los encierros de San Fermín, las murallas, y los parques de Yamaguchi, La Taconera y la Ciudadela. Si estás acostumbrado a andar, en un día puedes visitar la ciudad tranquilamente, sin madrugar y volviendo a casa antes de cenar.

Plaza del Castillo (Pajarin está dentro del abrigo)

En primavera-verano es cuando se puede disfrutar más de Pamplona. Las zonas verdes abundan y ¡está permitido pisar el césped! (disculpad mi euforia pero en Madrid es habitual que esté prohibido); por lo que un picnic en Yamaguchi o La Taconera, dejando que el peque disfrute con el fresquito de la hierba, se me antoja como un plan perfecto. Además, si el bebé es un poquito más grande, pasará un buen rato entretenido observando los animales que hay en el Parque de la Taconera, en el antiguo foso de la ciudad.

El segundo día nos fuimos al campo, a limpiar nuestros pulmones, en concreto al Bosque de Orgi, a unos 15 minutos en coche de Pamplona. Es una zona habilitada con parking (vale 2 €), y un recorrido guiado (te dan un planito), perfecto para ir con niños y que disfruten de la naturaleza. Pajarin durmió durante todo el camino acariciado por el sol y pegadito a Papá Oso. Si llevas carro no hay problema, está adaptado tanto para carritos de bebés como para sillas de ruedas.



En un principio pensamos en pasar el resto del día fuera, recorriendo alguno de los valles cercanos a Pamplona, pero la pereza nos pudo. Teníamos que preparar maletas, recoger la casa, ducharnos, etc.; por lo que decidimos pasar la tarde recorriendo el barrio de nuestros amigos: sus parques, avenidas y el lago.

La vuelta en coche fue similar a la ida. Salimos "pronto" (la palabra "pronto" es relativa con un bebé) para evitar el atasco de entrada a Madrid, aunque llegamos casi para merendar. El sueño volvió a ganar la batalla y pusimos fin a nuestras pequeñas vacaciones.

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