domingo, 20 de marzo de 2016

#Padres Igualitarios

Este post pretendía haberlo publicado por el Día del Padre, pero como siempre, últimamente, voy tarde... Gajes del oficio, qué le vamos a hacer.

Papá Oso ha celebrado su primer Día del Padre, y por suerte le ha tocado librar (bieeen!!). Realmente no creemos mucho en este tipo de celebraciones, pero siempre está bien como excusa para recibir unos regalitos y hacer un desayuno o comida especial. Pajarin debía estar nervioso y emocionado, porque se despertó por la noche tres o cuatro veces...

Aprovechando la ocasión, varios medios de comunicación se hicieron eco de la campaña Padres Igualitarios, lanzada por Papás Blogueros (a los que he descubierto hace poco y me encantan! A ver si Papá Oso se anima) en colaboración con AHIGE, Homes Igualitaris y Homes Valencians per la Igualtat. Y sí, a estas alturas todavía son necesarias campañas de este tipo.



Desde que soy madre y me muevo en círculos de crianza, voy descubriendo todo tipo de familias, y sobre todo, muchos papás implicados; algo que parece que todavía sorprende. Cuando Papá Oso portea a Pajarin, la mayoría de personas con las que nos cruzamos se giran y esbozan una sonrisa, y yo saco pecho y levanto bien la cabeza: "Sí, es MI MARIDO". 

Papás que dejan que sus pequeñas les pinten las uñas o les maquillen, papás que van a matronatación con sus bebés, que portean, que se encargan de la casa o que incluso se reducen la jornada para disfrutar de su paternidad. ¿Y por qué no? Si mamá lo hace, papá también puede hacerlo; es su derecho, es su deber.

Lamentablemente sigue existiendo la figura del padre distante, cuya principal tarea es "llevar dinero" a casa, que llega cansado de estar fuera todo el día trabajando y que si el niño "se pone pesadito" es cosa de la madre. Una pena, la verdad, por su hij@, pero sobre todo por él.

Yo no concibo una paternidad no implicada, llamadme rara, pero mi padre ha formado parte de mi vida y de mi infancia tanto como mi madre. Sí, es verdad que su horario de trabajo no ayudaba mucho a conciliar vida familiar y profesional, pero aunque muchas noches no cenara con él, todas las mañanas me llevaba al colegio cantando y dando brincos. Sé que son momentos que tanto él como yo atesoramos con mucho cariño, y por supuesto me parece justo, lógico y necesario que Papá Oso genere este tipo de recuerdos y momentos con Pajarin.

Por una paternidad igualitaria, feliz e implicada.


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