jueves, 10 de marzo de 2016

En mi cama somos tres

El post de hoy iba a tratar otro tema, pero esta mañana he visto en facebook una foto de Sarai Llamas que me ha hecho cambiar de opinión: "En mi cama somos tres". Al colecho le iba a dedicar una entrada tarde o temprano, y por qué no hoy.



Estando embarazada, en alguno de los libros que leí, se hablaba largo y tendido del colecho y sus beneficios para el bebé y la mamá, sobre todo en relación a la lactancia materna y los despertares nocturnos. El colecho, decían, podía ser en una cuna adaptada a la cama de los padres o bien directamente en su propia cama. "Madre mía, en nuestra cama no. A ver si le vamos a aplastar", le decía a Papá Oso. Así que nos regalaron una minicuna de colecho estupenda, que se podía adaptar a nuestra cama y tener a nuestro pequeño muy cerquita.

El día que dí a luz, Pajarin no se separó de mi lado. Tomaba pecho a demanda y le tenía muy pegadito a mi, piel con piel, favoreciendo el vínculo e intentando mantener ese ambiente cálido y confortable en el que había vivido nueve meses. Una vez que nos subieron a la habitación, la enfermera que nos atendió en primer lugar, fue la que me recomendó que le dejara conmigo en la cama. Eran las once de la noche, estábamos todos agotados y de esa forma Pajarin disponía de barra libre y yo podía tranquilizarle sin apenas moverme. Ni me lo pensé. No quería separarme de él. Era tan pequeñito, tan bonito,... Tenerle pegado a mi era el mayor regalo del mundo.

Tras dos noches con Pajarin durmiendo conmigo, al llegar a casa no nos planteamos otra opción. Trasladamos la cuna al salón para las siestas diurnas y Pajarin empezó a dormir entre nosotros. Los primeros días he de reconocer que me daba un poco de respeto el asunto. Sabía que yo no me movía, pero ¿y Papá Oso? Pues tampoco. Desconfíamos muy a menudo de la sabiduría de nuestro cuerpo y su capacidad de adaptación. Hemos podido comprobar en estos meses como somos capaces de adaptarnos a dormir con un ser pequeñito e inconscientemente cambiar nuestra forma de movernos para protegerle.

El colecho es comodísimo para dar el pecho, sobre todo si aprendes a dárselo tumbada. Puedes incluso dormir mientras él come y no ser consciente siquiera de cuando terminó. Para dar el bibe también nos resulta bastante útil. Lo de no tener que levantarnos en mitad de la noche es un lujo, y dejando todos los utensilios en la mesilla, simplemente se prepara, se coge al peque y le damos de comer sentados en la cama. Normalmente come medio dormido o se duerme al final de la toma, con lo que simplemente le dejamos en la cama y todos a dormir de nuevo.

Ultimamente, Pajarin está más comedido en sus movimientos nocturnos, pero ha habido bastantes días que me he encontrado al borde de la cama a punto de precipitarme al vacío. No sé como lo hace pero me va "empujando" y se adueña de la cama de metro cincuenta, o por lo menos de mi mitad. Es por esto que empezamos a plantearnos adaptar su cuna grande a mi lado para disponer de más espacio, aunque de momento nos da bastante pereza... 

Parece que el colecho se va extendiendo poco a poco, aunque realmente es lo que se ha hecho toda la vida hasta que a alguna "mente brillante" se le ocurrió inventar la cuna. Siempre ves alguna cara rara cuando dices que tu bebé duerme en tu cama y sabes que están pensando "menudos hippies estos dos..." , además del los comentario de "Madre mía, pobrecillo, a ver si le vais a aplastar, ¡qué miedo!" (¿te suena? Es lo mismo que yo pensaba estando embarazada.) "Uy, pues yo no sería capaz de dormir con un bebé. Él mejor en su cunita tan agusto". 

Tú eliges como quieres que duerma tu bebé, hoy en día hay muchas opciones. Yo sé que no cambio el colecho por nada del mundo, que dormir con Pajarin es muy bonito: que me toque la cara para dormirse; abrazarle contra mi pecho para que esté tranquilo; observar su despertar sosegado, sonriente; calmar su llanto inmediatamente; mirarle mientras duerme, sentir su respiración, su calor... Son momentos únicos e inolvidables que voy atesorando y que sé que recordaré con nostalgia cuando ya no quiera dormir con papá y mamá.




No hay comentarios:

Publicar un comentario