miércoles, 7 de noviembre de 2018

Nuestra segunda lactancia mixta: cambios y mejoras

Hoy Polluelo cumple 4 meses y la lactancia mixta ya es prácticamente inexistente.
Ya solo le ofrezco un pecho (el otro me empezó a molestar cuando se enganchaba y además él se enfadaba) y mama unos segundos, pero oye, mientras salga algo, eso que se lleva :)

Tenía pendiente este post, y no quería dejar de escribirlo, porque creo que puede resultar interesante y porque además me gusta tenerlo por aquí escrito para cuando me apetezca recordarlo y mi memoria de pez no dé de sí.

Pues bien, como ya conté en un post anterior, esta segunda lactancia materna exclusiva, como era de esperar, tampoco pudo ser.
Al enfrentarme a una nueva lactancia mixta, decidí modificar algunas aspectos, ya que la experiencia es un grado, y mis conocimientos mayores.

-Empecé a preparar "bien" los biberones. Aquí puedes leer como deben prepararse, algo que descubrí con Pajarin cuando tenía más de un año.

-Retrasé ofrecerle el chupete, y he tratado de ofrecerle pecho en esos momentos en los que a Pajarin le ofrecía chupete directamente (para dormirse, cuando por la noche se inquieta, etc.)

-Solo yo le doy de comer. 
Esto es para mí el mayor cambio.
Mi intención era mantener esto como mínimo hasta los 6 meses, pero como he empezado a trabajar unas horitas, Papá Oso suele darle una toma cuando no estoy. 
Con Pajarin nos repartíamos las tomas, pero me planteé que si hubiera podido darle pecho, habría sido algo mío exclusivo y con Polluelo decidí hacerlo así. 
Es mucho más cansado, por supuesto, sobre todo por las noches (un biberón hay que darlo sentada sí o sí), pero era algo que quería hacer, y que si puedo, mantendré en el tiempo. 
Este post de Ibone Olza me parece maravilloso: "Dar el biberón como si fuera el pecho".




-No uso sacaleches.
Bueno, solo lo usé las primeras semanas con la idea de que la producción fuera mayor; y viendo que no era así, con la intención de guardar algo de mi leche congelada para cuando Polluelo rechazara el pecho.
La poca leche que congelé, se la di hace semanas a Polluelo los días que no quería saber nada de teta.
Y aunque tengo sacaleches, no lo he vuelto a usar. Podía haberlo hecho, pero me escuché, y sentí que no era lo que quería. 
No me apetecía nada. El tiempo no me sobra y la logística con dos es más complicada, así que lo descarté sin dudar.

-He seguido ofreciéndole el pecho.
Con Pajarin me rendí. Cada vez que rechazaba el pecho me sentía "ofendida", me dolía, y creo que por eso decidí utilizar el sacaleches y darle lo poco que salía de forma diferida. 
Con Polluelo he sido mucho más pesada, y aunque ha habido días que ha pasado de la teta totalmente, yo he seguido insistiendo, y oye, si cuela, cuela.
Y ha colado. 
Una vez superadas un par de semanas complicadas relacionadas con la crisis de los tres meses, Polluelo ha cedido un poco y alguna que otra vez mama unos segundos. Para mí es suficiente, y para él parece que también.

-No me culpo.
¡Ay, la culpa! Es mi gran compañera en la maternidad, y en mi primera lactancia no me dejaba ni a sol ni a sombra. Me costó cuatro largos meses perdonarme.
Esta vez, se asomó un poco en esos días en los que Polluelo rechazaba la teta, pero la eché inmediatamente. Si no podía ser, no podía ser, y había hecho todo lo que estaba en mi mano y todo lo que había sentido y querido hacer en cada momento.

-No me complico.
Y mira que pensaba complicarme... 
Me refiero a usar el relactador, que para mí es una gran complicación, aunque supongo que como todo, es cuestión de acostumbrarse. Mi admiración total a aquellas mujeres que se atreven con él.
Ahí lo tengo guardado, porque no he llegado a usarlo ni una vez.
Sentí que la logística familiar no daba de sí, que me iba a complicar la vida, y sobre todo, que no me apetecía nada.

Y aunque en los momentos complicados, los días se hacen eternos, ya han pasado cuatro meses de lactancia mixta, y cuando me quiera dar cuenta ya estaremos iniciando la alimentación complementaria.
Porque "los días son largos, los años cortos".