miércoles, 25 de abril de 2018

El mioma al que hicimos protagonista

Llevo semanas sin publicar un post nuevo, y es que, además de estar liada finalizando proyectos, he estado dándole bastantes vueltas a la cabeza. Así que he preferido estar algo más estable emocionalmente para escribir.

Me parece que no os he presentado:
-Querido mioma, aquí la gente.
-Gente, aquí mi mioma, al que conozco desde prácticamente la primera vez que fui al ginecólogo, hará ya 13 o 14 años.

Si no sabes lo que es un mioma, aquí puedes obtener información.
¿Es malo? No tiene por qué. A mí en rara ocasión me ha dado problemas. En el embarazo de Pajarin nos acompañó sin ningún tipo de problema ni durante la gestación ni para el parto. De hecho en ecografías posteriores parecía que había desaparecido, pero al parecer, estaba solo escondido.

En una ecografía previa a saber que estaba embarazada le detectaron: Mioma uterino de 4 cm asintomático, y en la primera eco a las 13 semanas de embarazo ya alcanzaba los 6 cm.

Los miomas durante el embarazo pueden mantenerse tal cual, crecer, y algunos reducirse. Los cambios hormonales les afectan y por lo tanto pueden sufrir alteraciones. He de decir que a mí no me produce ningún tipo de dolor, ni molestia, ni síntomas extraños, aunque he leído que hay mujeres que lo pasan bastante mal debido a la presencia de miomas uterinos. Al final cada una somos diferentes, y cada cuerpo es un mundo.

La cuestión es, que el problema principal que puede generar un mioma en un embarazo es situarse como "tumor previo", es decir, por delante del bebé, lo que impediría un parto vaginal y habría que programar una cesárea. Y no, no es mi caso, aunque si es una posibilidad que me plantearon, ya que el útero y el bebé van creciendo y hay que comprobar dónde decide situarse el mioma. En mi caso, en la semana 29, está a la altura de lo que se denomina tercio medio, ósea, más o menos a la altura del ombligo.




¿Cuál es el problema entonces? Pues que a veces hacemos planes durante semanas y meses, los visualizamos, y de repente, por una razón un otra, se esfuman, sin poder hacer nada para recuperarlos.

Papá Oso y yo habíamos decidido recibir a Polluelo en casa. Era la opción más respetuosa para todos y la que considerábamos que mejor se adaptaba a nuestras circunstancias y deseos actuales. Y aunque parecía que la compañía del mioma no iba a ser un problema, finalmente sí lo ha sido.

Planificar un parto en casa no es sencillo, es decir, tiene que cumplirse una serie de condiciones que no siempre se cumplen, y en nuestro caso, un mioma supone una circunstancia que impide que se considere un parto de bajo riesgo apto para ser atendido en casa. Tengo pendiente escribir un post al respecto, por si pudiera interesar a alguien la información que hemos ido recabando en estos meses.

¿Y que podría pasar?
No se sabe. Realmente no tiene por qué pasar nada, es más un tema de prevención.
Un útero con miomas puede generar una hemorragia en el postparto inmediato que en un parto en casa podría ser peligroso, ya que sería necesario un traslado urgente al hopsital.

Así que, descartado el parto en casa, nos decidimos por contratar, con el mismo equipo de matronas, la dilatación en casa, una opción que en un principio no nos planteamos, ya que lo que más nos "interesaba" era recibir a Polluelo en casa. En este caso nos trasladaríamos al hospital cuando ellas consideraran oportuno para dar a luz allí y evitar posibles riesgos. 
Esta era una opción que se adaptaba bastante bien tanto a nuestros deseos como a las circunstancias de mi útero, sin embargo, finalmente, también se esfumó, y esto fue lo que me derrumbó.

Un único hospital público que no me generaba confianza no era para nada la mejor opción para mi parto, ni para el nacimiento de mi segundo hijo. Y sí, mi primer parto fue en un hospital público y fue maravilloso y respetado, pero allí contaba con unas garantías y un protocolo de parto respetado, que este caso son inexistentes.

Tener que aceptar esta nueva situación, eliminar las expectativas que me había hecho y recolocarme, ha sido y está siendo un proceso duro y triste en un primer momento, y de aprendizaje posteriormente. 
Aprender a dejarme fluir e ir acogiendo lo que la vida me trae es a lo que me estoy dedicando estos últimos días.

Y sí, podría ser peor, eso siempre; pero también podría ser mejor. 
También podríamos no haber hecho protagonista al mioma antes de tiempo, sin saber cuál va a ser su papel el día del estreno, pero lo sé, en estos casos la seguridad es lo primero, la mía y la de mi bebé.