miércoles, 16 de diciembre de 2015

Pajarin: 40 semanas con mamá. Nuestro embarazo [casi] perfecto

Pajarin es un chico muy puntual, estuvo conmigo exactamente 40 semanas y nació en la fecha prevista. Nuestro embarazo fue a veces largo y pesado, a veces corto y estupendo.
  • Nos enteramos que estábamos embarazados el 31 de enero de 2015 a las 7 de la mañana antes de que me fuera a trabajar. Nos costó unos días creérnoslo.
  • Nuestras familias se enteraron unas semanas después, mis padres en directo y los de Papá Oso en la distancia, con el mismo resultado, futuros abuelos de Pajarin llorando. El resto tuvieron que esperar a la ecografía de las doce semanas, donde nos asegurábamos que Pajarin estaba ahí, sano y creciendo (aunque mis más mejores amigos lo sabían desde el primer día :) )
  • Todo mi seguimiento fue en el Hospital de Torrejón de Ardoz. Aunque no es el que me corresponde y pilla algo lejos de mi casa, tuve claro desde el primer día donde quería que naciera mi pequeño.
  • Continué yendo a mi ginecóloga a varias revisiones, y principalmente para controlar que un pequeño mioma que tenía en el útero no se revolucionara.
  • Me hice un total de siete ecografías: cuatro en la Seguridad Social y tres en mi ginecóloga privada.
  • El primer trimestre se me hizo largo: mareos y cuerpo revuelto, super-olfato detector de todos y cada uno de los olores en cincuenta metros cuadrados, intolerancia a cualquier pescado (me sabían fatal), paseos continuos al baño debido a una vejiga incontinente y unas semanas que pasaban a cámara lenta, mientras ocultaba como podía mi estado en el trabajo. 
  • Quería evitar a toda costa medicarme durante el embarazo, por lo que en vez de Cariban, utilicé jengibre para luchar contra los mareos; en infusión y en caramelos. Horroroso y picante, pero funciona.
  • Me convertí en la mujer de las galletas. Siempre me acompañaban: en la mesilla, en el bolso, en mi mesa del trabajo,.. Dejé de desayunar mis tostadas habituales, y comía migas de galletas constantemente durante varias horas hasta que el cuerpo se me enderezaba.
  • La ecografía de las 12 semanas fue perfecta y emocionante. Nos dieron la oportunidad de ver a Pajarin en 4D y nos quedamos impactados.
  • A mi jefa se lo conté a las 13 semanas, es madre, y tenía la mosca detrás de la oreja. El resto de la empresa se enteró una semana más tarde. 
  • Una vez sobrepasado el umbral de las 12 semanas todo cambió, los síntomas disminuyeron notablemente y los mareos desaparecieron.
  • Mi único antojo fueron las aceitunas, a todas horas y en cualquier sitio.
  • El triple screening salió perfecto, por suerte. Lo pasé fatal esperando, después de tomarme aquel líquido extradulce en ayunas, sin cobertura en el móvil y dando cabezadas de sueño.
  • Mi vicio por el chocolate desapareció (por suerte), aunque tras el parto ha reaparecido.
  • Supimos que Pajarin era niño en la ecografía de las 20 semanas, antes fue imposible, además de taparse la cara, cruzaba las piernas y no había quien investigara.


  • Media hora antes de cada ecografía me tomaba un zumo para que el pequeño se activara. No fallaba nunca.
  • Durante todo el embarazo tomé vitaminas prenatales, en concreto Prenatal Nutrients de Solgar , que compraba en el herbolario y contienen todo lo necesario.
  • A finales de junio el calor llegó a Madrid con fuerza, y mi barrigón y yo empezamos a sufrir las consecuencias. Pies hinchados, agotamiento y noches nadando en sudor.


  • A partir de la octava semana cambié pilates por pilates para embarazadas, que continué practicando hasta los ocho meses. Estoy convencida de que el trabajo que hice me ayudó mucho el día del parto.
  • Tuve la gran suerte de poder cogerme la baja en la semana 29. El tercer trimestre discurrió durante el verano más caluroso de los tiempos, y me resultaba agotador mi habitual ritmo de vida.
  • Como el hecho de estar embarazada no me parecía lo suficientemente entretenido, nos metimos a reformar nuestro piso. Y ya se sabe, una obra siempre se alarga. Tanto, que no tuvimos la casa completa hasta el día en que nació Pajarin.
  • Fui a las correspondientes clases de preparación al parto de mi centro de salud. En julio, a las cinco de la tarde, y tres meses antes de mi fecha prevista de parto (en agosto se cogían vacaciones, y en septiembre era demasiado tarde). Si no hubiera ido no me habría perdido demasiado.
  • El ardor de estómago forma parte de mi vida, pero en el tercer trimestre aparecía casi a diario. Prácticamente todo me daba ardor.
  • Quitando las noches de infierno madrileño en las que sin aire acondicionado era imposible dormir, no tuve insomnio y descansaba bastante.
  • Mis hormonas fluctuaban como locas y mi humor con ellas. Mi mala leche aumentó, pero también mi sensibilidad y euforia. Papá Oso lo toleraba como podía (a veces).
  • Cogí taitantos kilos (más de 10 y menos de 20), y las últimas semanas me sentía inmensa y a punto de explotar.


  • A partir del tercer trimestre Pajarin se hacía sentir cada vez más. Tenía hipo a menudo, y me presionaba las costillas como un loco. Cada vez que Papá Oso le hablaba daba saltitos de alegría. En la recta final era un no parar. Como se echa de menos... :)
  • Tengo guardado como oro en paño el cuaderno donde fui escribiendo mis pensamientos, sensaciones y vivencias durante mi embarazo. Seguro que a Pajarin le encantará que se lo lea dentro de unos años.
  • Para mi fue fundamental poder apoyarme en mis amigas que habían sido mamis recientemente. Todo es más fácil con la ayuda de mujeres que han estado en la misma situación que tú.
  • Mi más mejor amiga me preparó un Babyshower precioso, donde disfruté muchísimo pese al exceso de equipaje.


  • La pelota de pilates (fitball) fue mi aliada en el tercer trimestre. Me ayudaba a descargar la espalda, a mover la pelvis y relajar la cadera. Sobre ella aguanté las contracciones, tanto en casa como en el hospital.
  • Los últimos días antes del gran evento fueron complicados. Pajarin era una realidad y las dudas y los miedos se apoderaban de mi cabeza, además de la impaciencia y la angustia por como sería el parto.
  • Hubo lágrimas, risas, nervios, emoción, agotamiento y euforia.
Nuestro embarazo fue [casi] perfecto. Repetiría, por supuesto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario