viernes, 8 de julio de 2016

¡Mundo, no me etiquetes!

Andrea es "mi más mejor amiga" y se estrena como colaboradora del blog con sus reflexiones sobre crianza respetuosa y educación emocional. Se ha formado en Coaching y Reiki y tiene una niña preciosa de tres años, con la que descubrió que otro tipo de educación y crianza es posible.



En mi primer post me gustaría tratar un tema bastante “normalizado” en nuestra sociedad: "etiquetar".

Según la R.A.E: 3. tr. Asignar a alguien o algo una etiqueta.

En sí, no sería nada malo si no lo usáramos con tanta frecuencia, y más cuando se trata de palabras negativas hacia nuestros niñxs o adultos.

Nos hemos acostumbrado a escuchar: “Juanito es un trasto” (un vago, un listillo, etc) o mucho peor, escuchar como a niñxs se les dice cosas del tipo: “eres tonto”, “eres un pesado”. Con esto conseguimos frustrar al niñx a quien se dirige el comentario, sin tener en cuenta además que es una forma de maltrato.

Un niñx puede decirnos mucho con su forma de actuar, pero si le encasillamos y no le damos la importancia que se debe, no descubriremos que hay más allá de ese “mal comportamiento”.

Soy una fiel creyente del poder de las palabras. Debemos tener especial cuidado cuando nos referimos a los demás, ya que nuestras definiciones hacia otros no son más que nuestra percepción de ellos.

Un psicólogo de la escuela infantil de mi hija, en una charla reciente, pidió a todos los padres que escribiéramos las características que definen a nuestros niñxs de 3 años. Mi chico y yo escribimos la misma palabra: “tímida”. Inconscientemente, ambos estábamos utilizando con bastante frecuencia esta palabra. El psicólogo nos animó a todos los padres a “darle la vuelta” a estas palabras "menos positivas" y cambiar la visión para que de tanto repetirlas no las convirtiéramos en una verdad absoluta.

Nosotros la cambiamos por “observadora”. Desde aquel momento nos dejó de preocupar su “timidez” (que además es una característica habitual de algunos niños de 2-4 años) y empezamos a valorar lo observadora que es ante cualquier situación. En el momento en que se siente cómoda, aparece la niña risueña y alegre habitual.

Os animo hacer este ejercicio con vuestros niños, ¡a nosotros nos ayudó mucho!

¿Utilizáis muchas etiquetas?¿Tenéis algún truco para evitarlas?


Andrea

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